Temor

05 de Enero del 2014 (Genesis 15-18)

«No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. Genesis 15:1, 6

Es imposible el negar que somos un generacion prisionera del miedo. Al parecer, el antidoto a la fe no es tanto la duda sino el miedo. El temor es el producto del pecado, de la desobediencia, de nuestra soberbia ante la santidad de Dios. Ignoramos que no hay otra persona sobre la faz de la tierra y aun mas alla de este mundo que este a favor de nuestro gozo, de nuestra paz y de nuestro bienestar que el Dios de la Biblia. Su agresividad en protejernos de nosotros mismos es expresada cuando el desea recompensarnos con su misma presencia.

A menos que el ser humano descubra que la presencia de Dios, atraves de una relacion con Cristo, es la major recompensa en la vida, seguira buscando la vanidad de la vida, lo superficial de las relaciones y se causara dolor a si mismo y a los que mas ama. Es hermoso saber que cuando clamamos a Dios, el nunca manda a alguien a nuestro rescate sino que se manifiesta El mismo.

Tal presencia genuina y real de nuestro Dios en la vida automaticamente construye un sentido de responsabilidad ante Aquel que ha decidido a habitar en nosotros. Tal presencia nos lleva no a un evento o experiencia unica de confianza en Dios, sino a un estilo de vida de dependencia en lo que El ha dicho de su persona y lo que El ha revelado de su esencia. Esta relacion con Dios que nace cuando El se convierte en nuestro mas grande galardon nos da la habilidad de confiar en el aun mas alla de nuestros sentidos. Aunque la vista, el olfato, el tacto, etc, estan incluidos; no se convierten en los factores decisivos en nuestra vida.

Solamente cundo aprendemos a vivir confiados en lugar de confiar durante la vida en Dios, es entonces que nuestro Padre Celestial nos da el credito necesario o el apruevo requerido para ser aceptos en El y para El. Es obvio que tal apruevo de Dios en la vida del hombre es lo que le permite experimentar el proposito, en su totalidad, por el cual fue creado: la gloria or justicia de Dios.

Tal justicia es la que nos ayuda a entender que no hay nada que podamos hacer para ser aceptados por Dios, y que a la misma vez, no implica que seamos perfectos o sin pecado. El proposito del hombre sobre en la tierra no es el evitar lo que esta engrido por naturaleza, el pecado, sino el crecer en semejanza a Cristo, el caminar en santidad el resto de nuestros dias. El amar nuestra relacion con el Padre aun mas de lo que Su Espiritu Santo pueda hacer por nosotros o atraves de nosotros.

Gracias Senor por tu don inefable!

Vidal

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